El Empirismo es una tendencia filosófica opuesta al racionalismo que surge en Inglaterra en el siglo XVII y que se extiende durante el siglo XVIII y que considera la experiencia como criterio o norma de verdad en el conocimiento.
El término empirismo viene de la voz griega "empeiría" que se puede traducir como "experiencia". Pensar se reduce a relacionar ideas entre sí, y éstas surgen a partir de las impresiones de los sentidos, por lo tanto una idea será válida sólo cuando reproduzca fielmente una impresión.
Para los empiristas, la experiencia representa la fuente máxima de conocimiento, idea que generaría numerosas disputas entre el empirismo y el racionalismo.
características
Las características fundamentales del empirismo son:
Rechaza las ideas innatas.
El objeto del conocimiento son las ideas, no el mundo exterior.
La experiencia es el criterio de validez y el límite del conocimiento.
Restricción de la capacidad humana limitada por la experiencia.
RACIONALISMO
El racionalismo ha aparecido de distintas formas desde las primeras etapas de la filosofía occidental, pero se identifica ante todo con la tradición que proviene del filósofo y científico francés del siglo XVII René Descartes, quien creía que la geometría la representaba el ideal de todas las ciencias y también de la filosofía. Mantenía que sólo por medio de la razón se podían descubrir ciertas verdades universales, evidentes en sí, de las que es posible deducir el resto de contenidos de la filosofía y de las ciencias. Manifestaba que estas verdades evidentes en sí eran innatas, no derivadas de la experiencia. Este tipo de racionalismo fue desarrollado por otros filósofos europeos, como el holandés Baruch Spinoza y el pensador y matemático alemán Gottfried Wilhelm Leibniz. Se opusieron a ella los empiristas británicos, como John Locke y David Hume, que creían que todas las ideas procedían de los sentidos.
El racionalismo epistemológico ha sido aplicado a otros campos de la investigación filosófica. El racionalismo en ética es la afirmación de que ciertas ideas morales primarias son innatas en la especie humana y que tales principios morales son evidentes en sí a la facultad racional. El racionalismo en la filosofía de la religión afirma que los principios fundamentales de la religión son innatos o evidentes en sí y que la revelación no es necesaria, como en el deísmo. Desde finales del siglo XIX, el racionalismo ha jugado sobre todo un papel antirreligioso en la teología.